Con demasiada frecuencia confundimos, identificamos, lo importante con “lo serio” y de ahí que, cuando pensamos en Dios, pensamos que es Alguien con poco sentido del humor y del que hay que hablar con el ceño fruncido.
Mi agradecimiento a Ianire Angulo Ordorika, Religiosa, profesora de Sagrada Escritura en La Universidad de Comillas, en la Facultad de Teología de Granada y en el Instituto Teológico de Vida Religiosa, por su autorización para la publicación de este trabajo.