Desde la época del Padre Chevrier, un grupo cercano de colaboradores siguió a Jesús dejándose guiar por los ejemplos y palabras del sacerdote lionés.
La mayoría de los miembros del Prado se encuentran en parroquias, como suele ser con la mayor parte de los presbíteros diocesanos. Su carisma los orienta hacia quienes se encuentran en situaciones muy variadas de pobreza a través del mundo.