No es una noche para el folclore, sino para la meditación.
Sin esta contemplación, se quedará en algo vacío sin ningún sentido religioso. El valor de esta fiesta depende de la actitud de cada uno. Nada suplirá el itinerario hacia el centro de mí mismo. Solo allí se desarrolla el misterio de la encarnación. Solo en lo hondo de mi ser descubriré la presencia de Dios.
El comienzo del evangelio de Jn intenta nivelar la balanza para que no nos quedemos en la paja del pesebre y lleguemos de verdad a la sustancia del misterio de Navidad.
Hoy, la mayoría de los cristianos seguimos sin enteramos del verdadero significado de la Navidad, porque nos limitamos a recordar acontecimientos externos y extraordinarios que nunca se dieron.
Fray Marcos