¿Qué pasa, cuando dos personas creyeron que había verdadero amor, se casan, y en el fondo no había más que egoísmo?
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Suelo estar de acuerdo en lo que se expone aqui.
En esta ocasion no.
Es cierto que el Amor de Dios es lo maximo. Pero somos seres humanos, y amamos como humanos, con una mezcla de entrega y peticion de recompensa, y nos afecta el ambiente y nuestro interior, y decir que solo ha habido egoismo en un matrimonio que se separa porque no es capaz de superar sus dificultades, de indole humana, solo lo puede decir quien nunca ha vivido el matrimonio entre humanos, matrimonio que no tiene su reflejo en el matrimonio con Dios. Las diferencias entre los dos son evidentes.
Una cosa es que Jesus instara a que no cedieramos a que nuestras debilidades nos alejen del Amor incondicional, y otra cosa es que haya que reconocer que no lo hubo. Es mas, habria que ver si Jesus dijo eso exactamente o es otro de los tantos insertos posteriores a la epoca de Jesus que contiene la Biblia.
No todo es teorizar. Algunas cosas hay que vivirlas para poder hablar de ellas con conocimiento.
Al final, la Iglesia rectificara tambien en esto y pedira perdon, de nuevo, por el daño causado, aunque, como siempre, sera tarde y para nada.
Saludos
Le agradezco su comentario. Es un tema difícil que toca muchas sensibilidades. Le contesto de forma particular ya que, aunque soy responsable del blog y de los trabajos que se publican en él, no lo soy de los contenidos (ni tengo las respuestas que me pide).
Fray Marcos es sin duda ninguna, un hombre muy interesante, y creo que nos está enseñando mucho a todos. Podemos compartir o no, algunos de sus razonamientos, pero siempre nos hace reflexionar y nos invita a buscar la verdad dentro de nosotros. Muchas gracias
Gracias de corazón a usted y, por supuesto, a F. Marcos. Desde luego que nos enseña. Yo creo que hace más aún: transmitir una forma distinta de ver todo este camino y animarnos a recorrerlo de otra forma. Una forma que ahonda en la verdadera raiz de las enseñanzas de Jesús. Es más, hay que ser una persona con mucha valentía y sentimiento de proximidad al prójimo para querer ayudarle de esta manera. En el caso presente creo -y es simplemente un sentir particular- que en esta reflexión podemos hablar, más que de la inexistencia de amor, de la existencia de un amor humano, y por ello, susceptible a ser oscurecido -y aquí sí que coincido plenamente-, por el egoismo individual -o simplemente, por las limitaciones personales-. Y que es ese oscurecimiento el que no le permite llegar a crecer y adquirir su máxima dimensión y potencialidad. Podríamos reflexionar sobre en qué medida el amor que sentimos los humanos es un reflejo del Amor de Dios. Como usted dice, yo no lo se. No tengo ninguna respuesta. Y en todo esto debe apartarse desde luego el hecho de que hay relaciones que comienzan su andadura desde el egoismo y, en lugar de apartarse de él progresivamente, simplemente, lo ahondan. La mayoría de los divorciados que conozco han vivido con amor -y no me refiero al enamoramiento o a cualquier sentimiento basado en emociones más o menos cambiantes-, pero dudo de la conveniencia de asumir que la pareja, si se separa, es porque entre ellos no hubo amor. No es (o no solo) una cuestión teológica, religiosa o de interpretación. Es una cuestión de vivencia individual y de respeto a esa vivencia que no necesita ser catalogada ni valorada por nadie ni nada externo. Yo no soy quién para decir y catalogar el amor de nadie (ni en cualidad ni en cantidad, mucho menos sobre su autenticidad). Aunque indudablemente, el matrimonio puede -y en mi opinión debe- ser concebido como una vía conjunta de crecimiento. Lo que se han venido presentando por la Iglesia como realidades incontestables e infalibles, cada vez más están siendo revisadas. Y quizá esta sea una de ellas. Creo que ha existido una extralimitación a la hora de aplicar el alcance del Evangelio y se ha provocado y provoca aún mucho sufrimiento que se suma al que ya tienen la mayoría de las personas que se divorcian. Me planteo qué se dirá sobre este tema y cómo se interpretará la misma cuestión dentro de 500 o mil años (quizá solo 50). También puede ser que no haya entendido nada de este apartado. Pero sí que coincido en esta entrada en que si dos personas casadas, al tiempo, se dan cuenta de que lo que existía era una ‘ilusión egoista de amor’, desde luego, debe concluirse que erraron y que no hubo sacramento. Eso sí, este reconocimiento, si se da, debe ser en este sentido, de dentro -la persona- hacia fuera, no al revés, como un proceso personal, no como una asunción racional. Más bien, conviene considerar de antemano, que el amor entre personas, el de la realidad, está sujeto casi siempre a ataduras egóicas -muchas o pocas, según el caso-, aunque parte de ellas puedan ser superadas en el camino. Gracias de nuevo. Aquí lo dejo, no sería correcto extenderme más.
Un abrazo, y ánimo con este trabajo de difusión y reflexión que realizan entre todos.